Lucia, salió de casa un poco abrumada y sintiendo una gran soledad que invadía su pecho. Su marido, hombre tierno y respetuosos pero su trabajo ocupaba todo su tiempo…..su rutina, salir temprano en la mañana y llegar tarde por la noche. Todos los días eran iguales incluso ocupaba algunos Sábados al mes. Ese día Lucia ponía especial atención a todo lo que la rodeaba, tal vez por el mismo hecho de sentirse de manera tan especial.
Mientras caminaba una suave brisa primaveral levantaba un poco de tierra, hojas etc. Se cubrió los ojos y se dio cuenta que llevaba entre sus dedos un poco de pasto y un trébol de cuatro hojas.
Sonrió y pensó me dará buena suerte. Lo guardó en el bolsillo de su blusa y siguió caminando, no se dio cuenta pero llegó al mall que no quedaba muy lejos de su casa esta era época de navidad aprovecho de recorrer las vitrinas tan bien adornadas. La gente se paseaba por todas partes, iban y venían.
La caminata la hizo sentarse un momento respiro profundo y recordó a sus amigas.
Lucia tenía pocas pero buenas amigas, esas amigas incondicionales, leales y fieles, incluso después de dejar de verse por algún tiempo, siempre se daba la ocasión en que pudieran hablar o tener el tiempo de tomar el típico cafecito y ponerse al corriente de todo los acontecimientos, algo así como un (sex and the city) Santiaguino.
Necesito a alguien que me quiera de corazón que esté aquí compartiendo un ratito conmigo pensó.
La Paula…. No, ella está en Antofagasta, esta muy lejos…… La Joanny……, no, ella no puede más con sus dos niños y su marido.
Mi querida Fanny….., no, no creo que en estos momentos pueda venir. ¡Ya no queda nadie más!
Dio un suspiro y siguió su caminata, de pronto noto que el pasillo que estaba lleno de gente por todas partes, quedara casi completamente vacío lo que permitió que Lucia tuviera una visibilidad de todo el largo de este, solo había una mujer al fondo muy concentra mirando una vitrina en particular, Lucia caminando se iba acercando a ella y de dio cuenta que la tienda se llamaba el trébol, y que justamente la persona que estaba tan atenta a la vitrina era su querida y mejor el amiga de el colegio y liceo, ellas eran uña y mugre y no la veía hace años.
Lucia con temor de que ella se desvaneciera en el aire tal cual apareció se acerco rápidamente y sin emitir ninguna palabra la miro con una sonrisa que no cabía en su rostro, ella levanto la mirada, extrañada, cuando la reconoció abrió sus brazos y la abrazo con tanta fuerza que Lucia casi quedo sin aliento y le dijo Luciiiaaaa. Amiga.
Veróoonica.
Esto es un regalo. Recordó su trébol.
Autor: La pantera rosa